Tuesday, May 17, 2011

Volver al pasado

“Esas son cosas del pasado, imágenes borrosas de lo que estaba por venir”.

Carta a los Colosenses 2, 17

(Traducción Palabra de Dios para Todos)

¿Cuántas veces hemos mirado al pasado tratando de hacer que nuevamente esté presente en nuestras vidas? ¿Cómo edificar un futuro si no somos capaces del mirar el pasado? Ambas preguntas son de suyo una realidad y una constante tensión en el ser humano. Esta también era la realidad de la Iglesia primitiva.

Cuando Pablo escribe estas palabras, lo hace de manera apologética. Está lidiando con aquellos que tratan de hacer volver a los creyentes gentiles a antiguas maneras de entender la fe. Por un lado, los judaizantes (cristianos-judíos) que tratan de circuncidar a los creyentes para hacerlos partes de la nación de Israel y obligarles a guardar las leyes de Moisés; por otra, los creyentes de corte griego que tratan de interpretar a Cristo desde las sutilezas filosóficas de su tiempo.

¿Cuál es el problema de ambas posturas? Sencillamente el pasado. De allí que Pablo escriba: “Esas son cosas del pasado, imágenes borrosas de lo que estaba por venir” (Carta a los Colosenses 2, 17). Pablo en su concepción teológica cristiana, es capaz de asumir una nueva perspectiva de la fe en Yahvé a través de Jesucristo. Es capaz de mirar hacia la cruz y comprender que el pasado sólo fu una imagen borrosa. Fue necesaria, pero no era la realidad última.

En estos tiempos debemos pensar de igual manera. En la actualidad la iglesia cristiana, en particular el mundo pentecostal, está siendo conducido una vez más por aquello que creen ver en el pasado (léase Antiguo Testamento) lo más preciado del tesoro de Dios y sin embargo, no comprenden que después de Jesucristo, como realidad última de vida y esperanza para el ser humano, lo que es pasado debe ser interpretado a la luz del misterio de la muerte y resurrección del señor. En otras palabras, el Antiguo Testamento hoy representa el pacto que ha sido abolido para salvación del ser humano y reemplazado en Cristo.

Quizás alguno alegará sobre ciertas disposiciones que aparecen en el texto del A.T. A ellos puedo decirles que no todo lo que está escrito es, hoy por hoy, una realidad a aplicar. Esto es, debido que sólo podemos acatar aquellos principios generales y no culturales respecto del trato de Dios con el pueblo de Israel. De allí que es el mismo pablo que aboga por dejar de guardar fiestas, sacrificios, etc.

El pasado, muchas veces condena a quienes se esfuerzan por revivirlo. El mundo, al igual que Dios, a avanza. Es siempre un cambio continuo. Un devenir que se construye día a día. La relación con Dios jamás es pasado, siempre es un presente. Jesús dijo claramente que Dios no es un Dios de muertos sino de vivos. Volver al pasado es necesariamente morir a nuevas posibilidades.

Es en esta apertura que la Iglesia debe guardarse de aquellos que, aunque quizás con buenas intenciones, lo que hacen es inmovilizar el avance de la misión de la Iglesia. Cada tiempo necesita de nuevos aires, no de nuevas doctrinas ni revelaciones. Pero sí de una apertura en la interpretación, en las potencialidades de una hermenéutica más amplia, más cercana, incluso más humana. Esta posibilidad interpretativa debe no solo resguardar los principios de la revelación en torno a Jesucristo, sino también dar la posibilidad una relectura de los textos en cuanto palabra de Dios viva y desde una perspectiva básica: la fe.

Cada cuál, entonces, debe incorporar la palabra de Dios como una posibilidad de apertura para las nuevas generaciones. No es el pasado, la forma de ver el mundo desde el pasado que da la seguridad al nuevo mundo. Si Dios se hubiese quedado en el pasado, todavía estaríamos en una religión de sacrificios de carneros y machos cabríos, además de tener que acceder al perdón desde una salvación étnica: ser judíos.

Gracias a Dios que el pasado es eso: pasado. Queda atrás. Sirve para evitar errores pero que no tiene por qué evitar el avance y la apertura a nuevos horizontes de la misión de predicar el evangelio. Abramos la puerta hacia nuevas posibilidades a la luz de los principios de la Palabra de Dios y no de las formas.

Dios les bendiga.