Monday, May 09, 2011

"No saben interpretar"

“¿cómo es que no saben interpretar lo que está pasando en estos tiempos?“.

Lucas 12, 56

(Traducción Palabra de Dios para Todos)

Los tiempos que vivimos son épocas de inestabilidad e incertidumbre. Muchos cristianos están temerosos de que el presente y, en particular, el futuro sean una imagen calcada al libro de apocalipsis. Con mucha frecuencia se escucha la necesidad que planeta la iglesia en torno a poder explicarse los tiempos que se viven. La imagen de una destrucción total inunda los corazones de muchos que se dice conocedores de la escritura.

El texto que nos propone el evangelista Lucas, se circunscribe en una narración que es bastante dura en el discurso de Jesús. La radicalidad del lenguaje y las figuras que ocupa el Señor, son dramáticas. Por un lado, antes del verso en cuestión, Jesús mismo dice que él no ha venido a traer paz. Esto, de suyo es provocativo. La inferencia clásica es que su mensaje traerá disputas entre las familias y las personas que las componen. De allí que la pregunta “¿cómo es que no saben interpretar lo que está pasando en estos tiempos?”, es síntoma de distracción.

La ilustración que ocupa Jesús está en directa relación una palabra: interpretación. Para interpretar es necesario tener algo que interpretar. No hay interpretación posible si no hay comunicación o señales que se deban interpretar. El acto hermenéutico de interpretación siempre está dado por el que oye, lee u observa algo que se le propone. Tan necesaria es la interpretación, sobre todo en el ámbito bíblico, que cada cuál puede encontrar base a sus propias opiniones o visiones de mundo. Pero la gran pregunta que debe ocuparnos es: con qué metodología interpretaremos.

Jesús en su ilustración, que muy bien nos evoca Lucas, ocupa la sabiduría popular como metodología para la interpretación cuando dice:

“…cuando ustedes ven una nube que viene del occidente, dicen: ‘lloverá’, y muy pronto empieza a llover. Cuando sopla el viento del sur, ustedes dice: ‘hará mucho calor’, y pronto empieza a hacer calor” (versión PDT).

Es lógico pensar que para Jesús las gentes - “multitud” - están preparadas para discernir los tiempos. ¿Qué tiempos? El contexto lucano nos remite al tiempo del reino de Dios. El tiempo que ellos, la multitud no puede, o mejor dicho, no quiere ver son los tiempos de la visitación de Dios en Jesús, su Mesías. Por ello, la crítica tan ácida de Jesús: “¡Hipócritas!… ¿cómo es que no saben interpretar lo que está pasando en estos tiempos?”. Es evidente que los tiempos a los cuáles hace referencia Jesús son sus propios tiempos, su época.

Ahora bien, ¿qué pasa en nuestros tiempos? Quizás como nunca estamos asistiendo a una apertura en las posibilidades de interpretación del texto bíblico. Más aun, en la iglesia pentecostal actual se están viviendo procesos nuevos. La tensión permanente entre el pasado y el presente es una condicionante para la lectura de la Biblia.

La Iglesia, en la actualidad, se ha sometido a una verdadera tiranía de los “profetas”. El gran tema en cuestión son los innumerables terremotos que han acudido al mundo. Cada cuál asume una postura interpretativa de los sucesos. Los tiempos del fin se acercan y muchos temen que esta realidad se concrete. Sin embargo, creo que no estamos interpretando “nuestros tiempos”.

En las culturas antiguas se tenía una mejor noción en cuanto a la interpretación de nuevas etapas de cambio. Para ellos, con sus respectivos “mithos”, se dieron a la tarea de la interpretación de sus propios tiempos. La cultura postmoderna también trata de leer sus tiempos. La iglesia no está ajena a esta posibilidad de interpretación y, ve con ojos saltones, cómo debe interpretar su propio tiempo. Pero en cuestión de análisis interpretativo, la vida continúa y cada posibilidad ha sido sólo eso, una apertura a la posibilidad de interpretar “nuestros tiempos”.

Como nunca estaremos en el futuro asistiendo a muchas corrientes extremistas de interpretación. La mayoría de ellas son de corte fatalista: viene el juicio. Jesús le señala a sus contemporáneos que ellos son ¡Hipócritas! En otras palabras, ponen caretas a la posibilidad cierta de interpretar sus tiempos en torno al mensaje de Jesucristo.

En nuestros días, más que el mensaje del Señor, más que la enseñanza de Jesucristo, lo que tiene a la iglesia preocupada son los “terribles” sucesos que están por suceder. ¿Cómo si nunca han sucedido? Hoy no deseamos centrarnos en el mensaje renovador y restaurador de cambio que trae el evangelio. Más bien se desea saber el “tiempo y las edades” para discernir. No miramos al otro ni al semejante ni al mensaje. Miramos a los mayas, a los astrónomos, a los astrólogos y a un sin cuanto hay de “profetas” que andan por el mundo discerniendo los tiempos.

Es igualmente preocupante la falta de una interpretación de los tiempos actuales sin una metodología clara y saltándose la palabra como guía. Así como en tiempos de Jesús, creo que estamos perdiéndonos en la oscuridad de los sucesos y no siendo la luz que se necesita para aclarar y guiar a nuestros hermanos. Todos queremos que el Señor venga pronto, pero sí eso deseamos ¿por qué nos extrañan tanto estos sucesos? No se supone que esto debería ocurrir. ¿Por qué la iglesia está temerosa del tiempo presente, si se supone que cuando venga el Señor, a buscar a su iglesia, estos sucesos son los que deben ocurrir y por ende la iglesia, la novia debería estar feliz y dichosa de que el mayor acontecimiento esté tan cerca?

Volvamos a la escritura y a la esperanza del mensaje de salvación y cambio que nos propone el Señor. Dejemos que el tiempo siga su curso inevitable según los designios de Dios. Aumentemos la expectativa de gozo y no de temor en cuando leemos, si es correcto interpretar así, que estamos cerca del fin. No seamos hipócritas que decimos “ven Señor” y estamos muertos de miedo ante tal hermoso suceso. Ayúdanos Señor a buscarte más a ti y tu mensaje que las “señales de nuestro mundo”.

El Señor les bendiga.