Wednesday, October 03, 2007

Futuro de la Religión (Sermón)

TEXTO : Romanos 1:21

INTRODUCCIÓN :

En un artículo aparecido en el cuerpo E de “El Mercurio” este domingo se habla del reciente libro de Richard Rorty y Giovanni Vattimo llamado “El futuro de la Religión”. En éste libro se plantea la necesidad de una creencia en Dios políticamente correcta, de acuerdo con los valores de la secularización y el respeto de la diversidad. De hecho, uno de sus planteamientos centrales es “en qué sentido la actual experiencia religiosa de Dios resulta posible y legítima tras el colapso de las categorías metafísicas de bien moral, naturaleza humana y verdad objetiva… de allí discurren hacia plantear que “pensar en Dios” es superar el discurso de la teodicea y avanzar hacia la propia creencia en Dios… la cual debe ser tolerante con quienes ven las cosas de modo diverso (ya sean agnósticos, o que niegan la existencia de Dios o que la afirman de modo diverso a la propia). Ahora bien, ¿Es novedoso éste planteamiento? ¿Puede Dios ser rebajado a una condición personal, en la cual cada uno cree a su propio “dios”? ¿Puede el hombre moderno, alcanzar una vida plena en la inmensidad de la pluralidad de concepciones de Dios?


PROPOSICIÓN :
Los cristianos debemos defender la existencia de un Dios trascendente y misterioso planteado en el discurso de la teodicea, cuya revelación es una verdad objetiva.


INTERROGANTE SERM.:
¿Cuáles serían las consecuencias de no defender la existencia de un Dios trascendente y misterioso planteado en el discurso de la teodicea?



ORACIÓN DE TRANS :
En ésta noche deseo plantear dos consecuencias, de no defender la existencia de un Dios trascendente y misterioso planteado en el discurso de la teodicea.




La primera consecuencia de no defender la existencia de un Dios trascendente y misterioso planteado en el discurso de la teodicea es:

I.- El extravío del hombre.



A.- EXPILICACIÓN DEL TEXTO


Þ El texto dice: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios…” (1, 21a).
Þ En la Roma imperial, la vida era de suyo libertina. Aun cuando cada ciudadano era creyente en algún dios.
Þ Pablo culpa a todos los hombres, las consecuencias derivadas de la vida ajena al Dios único y verdadero son responsabilidad personal y, por lo mismo, están entregados a la inmundicia (v.24).
Þ Los autores plantean que “la religión y la creencia en Dios serían legítimas, siempre y cuando se las liberara del concepto tradicional de verdad objetiva, con el que durante mucho tiempo se habría identificado a la divinidad, pero que le sería esencialmente ajeno”.

B.- APLICACIÓN A NUESTRAS VIDAS


Þ ¿Qué hacer entonces?
Þ Tener la misma actitud de apóstol cuando planeta que no se avergüenza del evangelio porque es poder de Dios… (1, 16 – 17).
Þ Todos tenemos la obligación de anunciar y mostrar que Dios es un dios de relaciones e inmanente con respecto de su creación.

C.- ILUSTRACIÓN


Þ Un hombre que se pierde en la ruta, y sólo tiene una idea particular del lugar; sin un mapa que le guíe, simplemente se extraviará y, probablemente, no llegue a dónde se dirigía.




La segunda consecuencia no defender la existencia de un Dios trascendente y misterioso planteado en el discurso de la teodicea es:

II.- El caos y la alienación.

A.- EXPILICACIÓN DEL TEXTO
Þ Leemos en la epístola: “sino que se envanecieron en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido” (1, 21b)
Þ Las consecuencias relatadas por Pablo en su epístola desde los versos 24 al 32 concluyen en la sentencia de 2, 1 : “Por lo cual eres inexcusable”…
Þ Esto nos habla de la responsabilidad que entrega Dios al uso de la libertad humana para creer y actuar según su corazón.
Þ Rodrigo Frías Urrea, filósofo, que escribe el articulo reflexiona: “La alternativa parece ser, por lo mismo, o privatización de la creencia en Dios (Rortry) o privatización de la verdad (Vattimo)… No sé, sin embargo, cuál de las dos será posible…”.
Þ Tenemos a la vista cómo las nuevas concepciones de la edad postmoderna han ido en detrimento de la calidad de vida de las personas y a permitido la proliferación de tendencias anárquicas, cuyas consecuencias han sido terribles.


B.- APLICACIÓN A NUESTRAS VIDAS

Þ La iglesia está interpelada en éste tiempo a mostrar el camino de salvación del caos y la alienación del hombre…
Þ Ese camino es Jesús…
Þ La experiencia nos muestra que el poder de Dios está intacto para guiar, cuidar y salvar a quien desee abrir su corazón a su presencia.

C.- LLAMADO A LA CONGREGACIÓN:

Þ Qué estas haciendo tú, para mostrar que nuestro Dios es un dios suficiente para guiar al ser humano y a las sociedades a fin de evitar el extravío, el caos y la alienación…

El Señor les bendiga

¿Qué de los levitas en la Iglesia?

Es para mi un privilegio estar esta mañana con ustedes y sobre todo, hablar de un tema que es tan sensible y hermoso al interior de las congregaciones. Ciertamente, me siento honrado de haber sido invitado a dar esta “ponencia”, y he querido llamarla así, debido a la trascendencia que tiene éste retiro para la vida de ustedes como comunidad de fe. Por lo mismo, deseo expresar mi gratitud al hermano Daniel Morales por tal invitación.Para la presente ponencia, deseo hacer unas consideraciones preliminares respecto al fin que ésta persigue en sí misma: EL primer y quizás, mayor objetivo de la misma, es que nos adentremos en conceptos teológicos que nos ayudarán a dar una marco de reflexión respecto a la función de los levitas en la religión y culto de Israel, y de su proyección a la Iglesia primitiva.Como segundo objetivo, es reflexionar y plantearnos cuál es la trascendencia de contar con “levitas” al interior de la iglesia y cuál es la responsabilidad y su status dentro de la comunidad de fe.Pues bien, les pido que nos pongamos en pie y tengamos un momento de oración. CONCEPTOS TEOLÓGICOS
En este momento deseo abordar cuatro temáticas, de manera teológica y brevemente que están referidas a los siguientes tópicos:
1. La religión.
2. La Comunidad de Fe.
3. Los Levitas.
4. La Adoración.
1.- La religión
En cuanto éste tópico, debemos comprender que hay una “dimensión religiosa” del ser humano que incide en su visión eclesiástica según sea su construcción social y antropológica. Esto es, en relación a su manera de comprender el mundo como cristianos del siglo XXI con sus propias concepciones y de acuerdo a sus relaciones sociales como comunidad religiosa y comunidad social.
Lo religioso es un fenómeno esquivo que se manifiesta en formas múltiples: a) desde la creencia en un Dios personal hasta la adoración de fuerzas naturales e impersonales; b) desde la invocación como gesto originario dirigido a lo absolutamente desconocido (lo otro) hasta el conocimiento de uno mismo. Por ello, lo religioso tiene que ver con el misterio y con el sentido global y último de la existencia de los individuos o de los grupos.
Los fenómenos religiosos se muestran como hechos, conductas, instituciones, ideas, culturas, cambios, etc.; pero también como una apertura al misterio. Por ello, no hay religión que no esté insertada socialmente; tampoco la hay sin la dimensión del misterio, cobre este término el sentido que sea. En nuestro caso como cristianos debemos comprender la premisa básica del conocimiento de Dios: Dios es misterio.
El ser humano es multidimensional y por ello sigue modalidades distintas y convergentes para explicarse su realidad. A través de ellas deja notar la concreción del mysterium. De allí que las expresiones religiosas son un modo de nombrar lo trascendente, lo que escapa al mundo de lo empírico. Pablo dirá “Lo que se discierne espiritualmente” (1Cor. 2:14b)

2.- La comunidad de fe (o pueblo de Dios).

Como termino utiliza la palabra griega “Laos” cuyo significado es pueblo, multitud, nación. En la traducción griega del Antiguo Testamento (LXX – La Septuaginta) éste termino figura unas 2.000 veces, rara vez en plural, y con frecuencia no se refiere a la gente en general, sino a Israel como el Pueblo de Dios. En la mayoría de los casos traduce la palabra hebrea “yom” (pueblo). Para el judaísmo rabínico, Israel, como “laós Theou” (Pueblo de Dios), tiene los siguientes sentidos: a) posesión de Dios, b) pueblo santo y c) El pueblo como centro del mundo. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, esta palabra se usa unas 140 veces y es más común en Lucas y Hechos. De allí que toma un sentido figurado como “la comunidad cristiana” (Hch.15:14; Ro.9:25-26; 2Cor.6:16, etc.). El texto principal de referencia es Lucas 1:17. De allí que la Iglesia es el pueblo de Dios que expresa y manifiesta a Dios al mundo. Pero como comunidad sólo tiene sentido por el hecho que es poseedora de una misma fe (Efesios 4:1-7).

3.- Levitas

Esta palabra figura en la LXX (Septuaginta), en Filón y en Josefo, denotando a un miembro de la tribu de Leví como a un oficial cultual subordinado que sirve en el sacerdocio de Sadoc (Ez.44:15). Pero, según el relato de Crónicas, los levitas eran los que desempeñaban un papel litúrgico importante (entre ellos ser cantores), con lo cual se desarrolló una rivalidad con la casta sacerdotal más exclusiva, en medio de la cual, los levitas se aseguran el derecho de usar las mismas vestiduras de lino, pero pierden el derecho de sus diezmos. Entre sus deberes están:
Ø Cantar (para lo cual se dividían en 24 clases)
Ø Hacer de policías del templo.
Ø Guardar las puertas.
Ø Ayudar a los sacrificios.
En cuanto a su labor en las sinagogas, estos leen la Ley; lo que refleja su oficio docente. En el Nuevo Testamento un levita pasa junto al hombre herido en Lucas 10:32; en Juan 1:19 hay levitas entre los que vienen donde Juan el Bautista; y Bernabé, el cristiano chipriota que se hace amigo de Pablo, es de la tribu de Leví.

4.- Adoración

Como hemos visto, una de las funciones de los levitas era la de cantar. Esto de suyo nos habla que efectuaban la labor de adorar y ser, en sí mismos, adoradores. La palabra que los ejemplifica en el Nuevo Testamento es “proskuneo” (adorar) y “proskunetes” (adorador).

Este término está destinado, en la literatura griega, sólo para la adoración reverente a los dioses. Por esta razón es utilizada por los escritores del Nuevo Testamento. Aun cuando, los griegos abandonan la manifestación externa, mantienen el sentido de la actitud interna del adorador para con la divinidad. Pero también esta palabra expresa la idea más general de amor y respeto.

En el entendimiento judío, esta palabra significaba “inclinarse”, “besar”, “servir” y “adorar”. En la mayoría de los casos se reserva el uso para la veneración al Dios de Israel como a los dioses falsos.
Para el judaísmo rabínico, entretanto, “proskunesis”, es una actitud de oración (aunque es más habitual estar de pie). También era un medio de mostrar respeto a los rabinos como aquellos que están en una relación cercana con Dios a causa de su estudio de la Ley. Filón de Alejandría, habla de “proskunein” para referirse a la actitud reverente frente al Templo, a la Escritura y al Día de la Expiación.

En el Nuevo Testamento sólo usa “proskuneo” en relación con el objeto divino. De allí que los Evangelios nos muestran a los magos adorando al niño (Mt.2:2, 11); El tentador desea recibir la adoración que le pertenece a Dios (Mt. 4:9-10); Los discípulos adoran a Jesús cuando comienzan a captar su filiación divina (Mt. 14:33) y cuando se encuentran con el Señor resucitado (Mt.28:9). De allí que Pedro rehúsa la “adoración” en Hch.10:25-26 y el propio ángel la prohíbe en Apocalipsis (19:10).


REFLEXION
a) ¿Cuál es la trascendencia del contar con “levitas” al interior de la comunidad? Como hemos visto el hombre está inserto dentro del fenómeno religioso. Desde allí se considera, en el caso cristiano, como parte de una unión mística y real con la divinidad a través de su Señor, El Cristo. Como tal, nos vemos como pueblo de Dios, como escogidos de Dios, dirá Pablo. Desde allí, todos: pastores, líderes, levitas, diáconos, pueblo son uno en cuanto a la devoción y adoración a su Dios, a su Señor. No existen en ese plano categorías especiales. A todos se nos demanda un comportamiento digno, una actitud interior sana, pulcra, coherente. Ya el Señor dijo en el Evangelio de Juan que Dios deseaba adoradores en “Espíritu y en Verdad” (Jn. 4:24). Y Pablo aun amplía su visión de la adoración e impele a la Iglesia de Roma en 12:1 que: “…por las misericordias de Dios…, ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual” (Biblia Jerusalén). Es decir, que el culto, la adoración entregada hacia Dios requiere de una conciencia y entrega total más allá de lo meramente espiritual-sentimental. La conciencia de adorar de manera integral: cuerpo, mente y espíritu son en sí la consagración de una vida de adoración a su Señor.

Por tanto, los “levitas” juegan un papel importante y necesario en guiar al “laos”, al pueblo de Dios, en dirección a la adoración y comunión con la divinidad. Por ello, se les requiere a los “levitas” que sean los primeros en mostrar no sólo consagración, sino conocimiento de Dios. Una de las características de los levitas del primer siglo era que son hombres que en las sinagogas, no sólo leían la palabra, sino que además la enseñaban ejerciendo así una labor docente.

Ser “levita” es mucho más que tocar un instrumento. Es mucho más que cantar. Es ser un faro que guíe al pueblo en su comunión y adoración al Señor, su Dios. Y ésta, de manera coherente, digna y por sobre todo, espiritual.

b) ¿Cuál es, entonces, su responsabilidad y status dentro de la comunidad religiosa? Este es la parte difícil. No siempre gusta oírla. Ruego al Señor que ministre sus vidas en este momento. Muchas veces he visto cómo los “levitas” entran en conflicto con los líderes de otros ministerios debido que sientes que son “especiales”. Sin embargo, no olvidemos que los levitas históricamente tuvieron problemas con los sacerdotes. Ya lo mencioné. Esto no es nuevo. Sin embargo, a la luz de lo que he expuesto y reflexionado ya, sólo me resta decir que los “levitas”, dentro de la comunidad religiosa, no tienen un status mayor que el resto de la congregación. Sino por el contrario, tienen el privilegio de ayudar a sus hermanos en la devoción a Dios.

Esto es necesario de comprender pues, para Dios y en especial para la comunidad primitiva, todos son iguales en posición y dignidad ante Dios por medio de Cristo (Hch.2:42-47). De ahí que su responsabilidad actual, dado el privilegio que tienen, les compromete no sólo a tener una vida consagrada al Señor y, a saber, tocar bien los instrumentos; sino que, además, deben tener un conocimiento teológico-bíblico depurado y sano, a fin que cuiden la calidad espiritual de sus hermanos en cuanto a las alabanzas que enseñarán y cantarán con el Pueblo de Dios.

Ustedes, hermanos “levitas” son los que deben guiar, cuidar, mostrar y vivir la adoración. Ustedes llevan al pueblo ante la divinidad. No es cualquiera adoración, es la adoración que se entrega a Dios. Una adoración que tiene que ver con su propia conducta interior. Los adoradores no son solamente músicos. Eso no le sirve a Dios. Los “levitas” son los primeros en mostrar su consagración a través de su proyección ante la congregación. Como miran, como sienten la adoración, son muestra de cómo estarán guiando al “laos Theou” (Pueblo de Dios).

Si todos tenemos que rendir cuentas ante Dios por nuestros actos: ¿Cuánto tendrán que rendir también los “levitas” respecto de cómo han guiado al pueblo en su adoración? No son solo meros acompañantes, son los primeros en adorar. Luego, su responsabilidad es tanto o más que un maestro, un predicador, un líder o un pastor.

Dios nos ayude a todos a pensar y reflexionar, como comunidad de fe, cómo estamos llevando nuestra adoración ante Dios, por medio del Señor. Que sea el Espíritu Santo que nos revele y nos exhorte en cuanto a la comprensión de la adoración a nuestro Dios. Así como la palabra es importantísima para el pueblo de Dios, es su alimento; tanto más lo es la adoración. No basta cantar y tener lindos coros, himnos o alabanzas. Si no tienen contenido, sino está de acuerdo a la Palabra de Dios, con la doctrina cristiana, ¿de qué sirve? Si sólo repetimos sin entender ni mostrar que las letras son una proyección de mi unidad con la divinidad en cuanto uno y todos como comunidad, ¿qué estamos haciendo entonces? ¿Mi actitud, impele a mi hermano a adorar? ¿Mi entrega a la alabanza, es propia de un “levita”? ¿Mi canto, refleja mi fe, mi comunión con Dios y mis hermanos? ¿Ser “levita”, es sólo una meta a alcanzar o, en su defecto, una meta ya alcanzada?